Las dos actividades productivas
tradicionales más importantes de la Maragatería fueron
la agricultura y la ganadería. Hubo en algunos
pueblos pequeños telares familiares, molinos, fraguas y, desde
el primer cuarto del siglo XX, aserraderos y talleres de carpintería
(el tío Pablo en Chana y Alejo en Filiel).
La explotaciones agrarias eran pequeñas, sobrepasando pocas veces
la fanega de extensión (cuatro cuartales). Si un vecino conseguía
una tierra mayor sus herederos la solían repartir entre ellos.
Los productos obtenidos en las cosechas servían básicamente
para autobastecerse las familias, produciéndose raramente excedentes
que, llegado el caso, se vendían en las ferias de Lucillo y Santa
Colomba o en la romería de Los Remedios. La vivienda, las cuadras,
los pajares, las tierras de secano y regadío, los prados y el
monte formaban la explotación familiar, junto con una pareja
de vacas o bueyes, un caballo o burro, gallinas, uno o dos cerdos y
un atajo de ovejas.
En las fincas de secano
se cultivaban principalmente cereales (centeno, trigo
o cebada), algunas patatas, nabos y repollos; en las de regadío
patatas, maíz, hortalizas y lino, y en los prados
se producía la hierba y el otoño (hierba hecha
en julio y agosto en los prados del río). Las
vacas, además de animales de tiro, proporcionaban leche y un
ternero que se vendía para obtener algunos ingresos,
imprescindibles para cumplimentar las necesidades familiares. A menudo,
la mayoría de los vecinos tenía que vender los jamones
de sus cerdos para poder afrontar los gastos de la casa. La feria de
Lucillo era el escaparate donde se exponían éstos y otros
productos, como huevos, galochas, calcetines, etc.
Los labradores,
que al mismo tiempo eran pequeños ganaderos,
estaban ocupados casi todo el año. En primavera abonaban
y araban las tierras (bimar y terciar), sembraban el
centeno seruendo, las patatas y las hortalizas;
al inicio del verano segaban y recogían la hierba,
regaban las huertas y prados, segaban y acarreaban el pan para
en agosto majarlo o trillarlo. En septiembre,
después de recoger la mies y las legumbres, se segaba
y recogía el otoño una vez llevado a los tendales
(lugares más expuestos al sol). Al inicio del otoño,
abonadas las tierras, se sembraban los cereales, se cortaba
y secaba la hoja (roble y chopo) para alimento del rebaño
en invierno, se recogían las patatas, remolachas, nueces y fruta.
En los dos últimos meses del año tenía
lugar la matanza: cada familia sacrificaba uno o dos cerdos,
si era muy numerosa tres. También se acostumbraba a matar una
vaca para cecina y algunas cabras. Al final del invierno se
recogían las hojas de los prados, se amontonaban y quemaban
o servían de abono para las huertas.
Enero
|
Febrero
|
Marzo
|
Recogida de las hojas
de los prados
|
|
Abonado y arado de las tierras
|
Abril
|
Mayo
|
Junio
|
Siembra cereal seruendo
y las hortalizas
|
|
Siega y recogida de la
hierba
|
Julio
|
Agosto
|
Septiembre
|
Acarreo del cereal
|
Trilla del cereal
|
Siega del otoño
|
Octubre
|
Noviembre
|
Diciembre
|
Abono de las tierras y
siembra del cereal
|
Matanza
|
Matanza
|
Las personas que tenían ganado debían
atenderlo adecuadamente. Las vacas se "echaban" a
la vecera o vacada, que, por riguroso turno, era cuidada por
tres personas. Las ovejas, de la familia y de otros vecinos, eran atendidas
generalmente por uno de los hijos, a veces menor de catorce años,
que durante los meses de invierno era sustituido por el padre para que
pudiera ir a la escuela.
Carro.
Era el vehículo de carga y transporte. Con él
se acarreaba todo lo necesario en la casa familiar:
hierba,
cereal, leña, patatas, remolachas y nabos, el grano, la harina
del molino... El carro más primitivo, usado aún hasta
los años sesenta en algunos pueblos como Prada, Piedras Albas
y Pobladura, era el "carro chillón", nombre adquirido
por el chirrido que producía su eje de madera al girar junto
con las ruedas, totalmente de madera. Este
se fue sustituyendo por el carro de ruedas de radios que giraban en
un eje fijo de hierro, haciendo su movimiento más ágil
y ligero.

(c) Dibujo realizado por Martín Simón
|
El carro se componía de una pértiga
de madera, generalmente de negrillo, montada sobre el eje y las
ruedas. La pértiga era de una pieza, abierta en sus tres
cuartas partes y encamada durante cierto tiempo para que cogiera
la forma propia. Sobre la pértiga, una vez tablada sobre
las palomillas y el sobrellobo, se colocaban los verdugones (barras
asentadas sobre la pértiga y terminadas en dos ojos) y en
las aberturas de ellos las varillas, de tablas juntas, y los varillones,
más grandes y con las tablas separadas. En Chana Juan Antonio
Prieto, Narciso Martínez y Julián Simón en
la primera mitad del siglo, además de excelentes galocheiros,
eran buenos artesanos de carros chillones, como el tío Cayetano
Bustillo, hasta los años sesenta, de pértigas y varillas.
Cuando se llevaba abono o verde (hierba tierna y verde), se colocaban
por delante y detrás del carro unas chapas de tabla -cañizas-
para evitar su caída.

(c) Dibujo
realizado por Martín Simón